Cultivo de cannabis para perezosos
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Al igual que sucede con muchas otras plantas, vegetales y hortalizas, el autocultivo de cannabis es sin duda una de las actividades más satisfactorias para cualquier consumidor de esta planta, pues a parte de la ventaja de poder decidir qué cultivar, cómo y cuándo, a uno siempre le queda la satisfacción de haber cuidado su planta con el fin de conseguir un producto de la mejor calidad posible. Y es que, como suele decirse, no hay mejor cannabis que el que uno mismo se cultiva!
Sin embargo, existen muchos motivos por los cuales puede que no podamos darles a nuestras plantas todas las atenciones que desearíamos durante los meses que durará el cultivo; trabajo, vacaciones, familia...o quizá, simple y llanamente, somos algo perezosos y preferimos un tipo de cultivo que no demande de demasiado trabajo por nuestra parte. Bien, pues hoy vamos a daros una serie de trucos y consejos que podéis seguir para hacer que el cultivo de cannabis os quite el mínimo de tiempo posible, y sin restar un ápice de calidad. ¡Vamos a ello!
¿Esqueje o semilla?
Probablemente, lo primero que deberemos decidir al empezar nuestro cultivo es si vamos a cultivar semillas o, en caso de tener acceso a ellos, clones. Si bien ambas opciones presentan ventajas y desventajas, el cultivo de clones nos permite partir de plantas hembra ya enraizadas y listas para florecer en cuanto tengan el tamaño que deseamos, algo que siempre es una ventaja y nos hace ganar tiempo. Además, en caso de cultivar clones en exterior no podremos empezar hasta el mes de Junio (hemisferio Norte), por lo que nos "saltamos" unos meses de crecimiento que probablemente sí daríamos a nuestras plantas de semilla.
En cualquier caso, y a no ser que queramos hacer una seleccción entre varios ejemplares para conservar una planta madre en un futuro, normalmente nos dará menos trabajo un cultivo con esquejes, además de ahorrar tiempo. No obstante, si no tenéis posibilidad de conseguir clones fácilmente, las semillas feminizadas serán una opción excelente, que también nos aseguran plantas hembra aunque necesitarán un poco más de tiempo para completar su ciclo completo de crecimiento y floración.
Una alternativa muy usada son las semillas automáticas, que en la inmensa mayoría de casos son también feminizadas, lo que significa que a parte de tener todo nuestro jardín lleno de hembras no deberemos preocuparnos en cambiar fotoperiodos para forzar el crecimiento o floración de las plantas. Ló único que deberemos hacer es preparar un buen sustrato, germinar la semilla, plantarla en la maceta definitiva (exacto, ¡sin trasplantes!) y regarla con regularidad.
Elección de la variedad, aspectos a tener en cuenta
Una vez nos hemos decidido por semillas o clones, debemos escoger la variedad a cultivar, algo de mucha importancia si lo que queremos es tener el mínimo trabajo de mantenimiento de las plantas durante su cultivo. En efecto, ciertas variedades demandarán de muchos más cuidados - y tiempo - por parte del cultivador, como por ejemplo el uso de guías o tutores, podas, aspectos nutricionales, sensibilidad a determinadas plagas o enfermedades y un largo etcétera.
Por este motivo hay una serie de aspectos a tener en cuenta y atributos o rasgos a evitar si lo que queremos es no tener que dedicar demasiado tiempo a nuestro cultivo. Como norma general, nos ceñiremos a variedades que reúnan las siguientes características:
Resistencia a plagas:
Por supuesto, si entre los rasgos de nuestra candidata se encuentra la resistencia a plagas, será un punto a su favor. Del mismo modo, deberemos evitar plantas que puedan traernos problemas debido a la combinación entre sus características y las de nuestro cultivo; un ejemplo típico es no escoger variedades con flores especialmente densas si se cultiva en climas húmedos, pues podemos tener futuros problemas con mohos durante la floración. Asimismo, variedades con alta resistencia a la sequía pueden ser interesantes. Nuestra Lemon OG Candy, por ejemplo, es una genética conocida por su resistencia a plagas y facilidad de cultivo.
Necesidades nutricionales
Siempre que sea posible, nos decantaremos por genéticas con pocas necesidades especiales en cuanto a su nutrición. En muchos casos, las plantas más exigentes respecto a su dieta no son precisamente grandes productoras, y cualquier error en su nutrición puede pagarse caro. De esta forma, variedades que no requieran de una cantidad especial de determinado elemento nos ayudarán a que todo vaya sobre ruedas y no debamos dedicar demasiado tiempo a nuestro jardín.
Estructura robusta
Evitar variedades con tallos muy finos y/o demasiadas ramas laterales puede ayudarnos, pues nos permitirá ahorrarnos la laboriosa tarea de usar mallas o tutores para soportar el peso de los cogollos. Plantas de estatura media y estructura fuerte y robusta con un tallo principal predominante nos darán muy buenos resultados, y menos trabajo. Un ejemplo perfecto de este tipo de plantas son Black Bomb o Tropimango.
Floración rápida
Como resulta lógico pensar, si lo que queremos es tener que dedicar el mínimo tiempo posible a nuestras plantas, entonces escoger variedades de floración rápida será un requisito - casi - indispensable. De nada nos servirá un planta con esta característica si "nos falla" en el resto de aspectos, pues nos acabará dando más trabajo que una planta más lenta pero con mejores cualidades. No obstante, seguro que encontraremos variedades que reúnan también el resto de rasgos deseados y sean además relativamente rápidas; entre ellas debería basarse nuestra elección. Orange Candy, por ejemplo, termina su floración en unas 8 semanas en interior (incluso algunos días menos), lo que hace de ella una buena candidata.
Relación cáliz/hoja
A ser posible, centrarnos en variedades con un ratio cáliz/hoja muy alto en favor de las flores hará que el trabajo de manicura sea mucho menos tedioso, necesitando de mucho menos tiempo que en el caso de plantas con muchas hojas. Buscaremos pues variedades con flores grandes formadas básicamente por cálices y con la menor presencia de hojas posible. Nuestro poderoso híbrido San Fernando Valley OG x Do-Si-Dos es un buen ejemplo de este tipo de plantas.
Elección de macetas, sustrato y fertilizantes
Una vez tenemos clara la variedad que cultivaremos y si lo haremos partiendo de clon o de semilla, es hora de los preparativos para la siembra. Independientemente de si se trata de un cultivo en interior como en exterior o invernadero, el tamaño de la maceta es importante, tanto para la planta como en cuanto al trabajo de riego que nos va a dar. Lógicamente, si escogemos macetas muy pequeñas deberemos regar mucho más a menudo que en caso de cultivar en macetas mayores o en pleno suelo.
Respecto al medio de cultivo y los nutrientes, si lo que queremos es "olvidarnos" de ellos durante el cultivo lo mejor será adquirir o preparar nosotros mismos un supersoil, es decir, un sustrato muy rico en microvida y nutrientes con todo lo que la planta va a necesitar durante sus etapas de crecimiento y floración. De esta forma, podemos regar sólo con agua y sin tener que añadir nutrientes, aditivos ni preocuparnos por ajustar el pH de la misma, lo que a la larga nos ahorrará bastante tiempo en el día a día del cultivo.
Normalmente, se prepara el supersoil a partir de un sustrato para cannabis de calidad al que se añaden fertilizantes sólidos y vida microbiana beneficiosa, de manera que la planta siempre tendrá disponibles los macro y micronutrientes que demande en cada momento, además de asimilarlos con la máxima eficacia posible.
Preparar un buen sustrato orgánico para marihuana
En esta entrada os haremos una pequeña introducción al cultivo orgánico-ecológico de marihuana. Fácilmente podréis adquirir los conocimientos necesarios para realizar con éxito un cultivo 100% ECO. Las cualidades de sabor y aroma aumentan potencialmente con estas técnicas, además podremos aprovechar toda la materia orgánica que nosotros mismos producimos.
El sistema de riego
No lo dudéis: si lo que queréis es ahorrar tiempo en el cultivo, la mejor opción será una sistema de riego automático, que podemos incluso programar para que riegue cuando nosotros queramos y durante el tiempo que hayamos establecido sin necesidad de tener que conectar y desconectar bombas de riego o mangueras.
Existen muchos tipos de sistemas de riego, desde sencillos montajes con un depósito de agua que actúan por gravedad hasta los más modernos programadores de riego, que podéis conectar o bien a una toma de agua (de jardín, por ejemplo) o bien a una bomba de riego que tengáis en algún depósito. Una vez instalado, algo que no suele llevar más de unos minutos, podremos olvidarnos de regar a mano nuestras plantas durante meses, y simplemente deberemos monitorizar el estado del sustrato y de la planta para ir estableciendo los periodos correctos de riego para cada fase o etapa de su desarrollo.
En función del sistema escogido (goteros, piquetas, mangueras porosas, etc.) deberemos fijar un tiempo de riego concreto para que a nuestras plantas no les falte ni sobre humedad en el medio de cultivo, pero una vez realizada esta operación, tan solo deberemos sentarnos tranquilamente a disfrutar de nuestro jardín. Además, ¡es mucho mejor poder dedicar unos minutos a observar nuestras plantas en busca de plagas o carencias que tener que dedicarlos a regar y no prestarles la debida atención!
La cosecha
Ya hemos indicado algún rasgo, como la poca presencia de hojas, que nos pueden llegar a ahorrar horas a la hora de cosechar y manicurar nuestras plantas. Una práctica habitual a la hora de cosechar es ir retirando las hojas más grandes durante los dos o tres días previos al día de la cosecha en sí, de manera que el trabajo no se acumula en el momento de cosechar. Una vez hemos cortado nuestras plantas, debemos decidir si vamos a manicurar las flores en ese momento, es decir, en fresco, o tras el secado de las mismas, en seco.
Si las flores necesitan de una buena manicura os recomendamos hacerlo en fresco, pues es más fácil y rápido que cuando las hojas están secas (además de que perderemos bastantes menos tricomas al hacerlo en fresco). Por contra, si las flores apenas tienen unas pocas hojas, podéis optar por secar las plantas sin manicurar, y o bien hacerlo más adelante o bien ir manicurando a medida que vayáis consumiendo las flores. ¡Y recordad que con las hojas de manicura pueden prepararse estupendas extracciones de resina!
Hasta aquí nuestro resumen de trucos para que el cultivo sea más llevadero y nos de menos trabajo. Estamos seguros de que tendréis muchos otros consejos que podéis compartir con nosotros y nuestros lectores, no dudéis en hacerlo, estaremos encantados de leeros.
Felices cosechas!