Errores frecuentes al empezar a cultivar marihuana
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La primera vez que nos aventuramos a cultivar marihuana en casa es normal que nos asalten muchas dudas y que tengamos un lío tremendo en la cabeza.
Seguramente habremos leído un montón de información por internet, en foros y en revistas, y nuestros amigos cultivadores (si los tenemos) nos habrán llenado la cabeza con otros muchos datos y técnicas secretas e infalibles (según ellos) que debemos seguir a raja tabla para conseguir una cosecha de marihuana abundante y de calidad.
Como queremos ponerte las cosas fáciles y ayudarte a poner en orden tus ideas, en este artículo te contaremos cuales son las cosas qué no debes hacer, para que aunque no tengas 100% claro como cultivar, evites cometer ciertos errores fatales que sí pueden complicarte la vida. Es importante empezar con buen pié.
¿Cómo germinar semillas de marihuana?
Este paso es vital, ya que si no lo hacemos correctamente, las semillas no germinarán, y perderemos nuestra inversión, nuestro tiempo y, en algunos casos, puede que hasta un poquito de ilusión, y eso es algo que no podemos permitir.
Lo ideal es tratarlas con mimo, dándoles un ambiente idóneo para que estas germinen de forma rápida y cómoda.
Para germinar semillas de marihuana, resulta perfecto colocarlas entre dos servilletas húmedas (no empapadas) sobre un plato cerrado con otro plato colocado bocabajo, con una temperatura constante de 22-24ºC, y en 2-3 días veremos cómo la raíz empieza a salir.
Un punto clave es no esperar demasiado, es decir, a la que veamos que la punta blanca de la raíz empieza a salir, las pasamos a la tierra, colocándolas a 0.5 - 1 cm de profundidad con la punta blanca hacia abajo y tapándolas con tierra (sin apretarla).
Si esperamos mucho tiempo, corremos el riesgo de que la frágil raíz se seque y se dañe, lo que repercutirá gravemente en el desarrollo de la planta pudiendo incluso hacer que esta muera.
Muchos cultivadores creen que es buena idea meter las semillas de marihuana en un vaso de agua unas horas antes de germinarlas, pero nosotros no lo recomendamos ya que facilita que estas se pudran y no germinen.
Solo es útil meter las semillas en agua unas pocas horas en caso de querer germinar semillas muy viejas, con varios años de antigüedad, para ayudarlas a activar las hormonas que arrancan la germinación, pero con las semillas frescas esto no es necesario en absoluto.
Otros optan por germinarlas directamente dentro del jiffy o en la tierra, corriendo el riesgo de enterrarlas demasiado hondo dificultando su nacimiento, y perdiendo la capacidad de controlar las semillas que no germinen.
Se puede hacer y conseguir buenos resultados, pero no es tan práctico como germinarlas entre servilletas húmedas.
¿Qué tierra usar para cultivar marihuana?
Este es otro pilar fundamental a la hora de cultivar marihuana, ya que a mejor calidad y estructura tenga esta, más fácilmente se acomodarán las semillas en ella, lo que nos facilitará conseguir los mejores resultados posibles.
Esto significa que obtendremos plantas pequeñas, con carencias y problemas nutricionales, y si llegamos a cosechar, lo más probable es que consigamos cogollos pobres, poco abundantes y de mala calidad.
Además, en caso de cultivar cannabis autofloreciente, como la marihuana Cheesy Auto o la White Yoda, el efecto será mucho peor, consiguiendo plantas que no crecerán más que unos pocos cm de alto.
Para evitarnos problemas, es ideal usar tierra especial para marihuana, a base de turbas de calidad, con un poco de coco que le de textura y mejore la aireación y el drenaje, mezclada con humus y guano.
¿Cómo fertilizar nuestras plantas de marihuana?
¿Es necesario usar fertilizantes para cultivar marihuana? La respuesta es sí.
¿Pero si no uso, no hará cogollos igual?
La respuesta también es si, pero muy pocos y de baja calidad, ya que para desarrollarse bien y producir una buena cosecha, la planta necesita una buena cantidad de nutrientes con los que trabajar. Es imposible hacer una casa sin ladrillos ni cemento.
Hay muchas formas de fertilizar nuestras plantas de marihuana, desde las más económicas a las más completas y específicas como las usadas en el cultivo hidropónico, orientadas a los cultivadores experimentados que quieren sacar el máximo rendimiento de sus plantas.
Las recomendadas para empezar son dos: enriquecer el sustrato de forma equilibrada con una mezcla de fertilizantes sólidos orgánicos, o bien usar una gama básica de fertilizantes líquidos (orgánicos o minerales), compuesta de fertilizante de crecimiento y de floración, estimulador de raíces y potenciador de la floración.
Si optamos por enriquecer el sustrato con las cantidades adecuadas de guano, humus, bacterias y oligoelementos (entre otros), nos aseguraremos que nuestras plantas reciben una nutrición completa desde un inicio, y que ellas mismas asimilarán la cantidad de nutrientes necesarias en todo momento, de modo que nosotros tan solo deberemos regar con agua.
Este método es muy cómodo, pues basta con usar la cantidad adecuada de cada elemento y mezclarlos con la tierra antes de sembrar y en los trasplantes.
Si preferimos usar fertilizantes líquidos deberemos administrar nosotros la cantidad y frecuencia de nutrientes que le damos a las plantas, siguiendo la dosis indicada en la botella y aplicándolos un riego si y dos no.
¿Qué luz necesitan las plantas de marihuana?
Para conseguir un óptimo desarrollo, es importante que nuestras plantas reciban suficiente luz, ya sea solar o artificial, tanto por cantidad de horas como por potencia/lúmenes y espectro.
En caso de cultivar marihuana en exterior, deberán recibir al menos 5 horas de luz solar directa para conseguir una cosecha decente, es decir, que el sol debe incidir directamente con las plantas, no basta con que reciban claridad.
Esto significa que no podemos sembrarlas en una habitación o en la terraza de nuestra casa si el sol no llega a entrar y darles directamente, aunque estos sean muy luminosos, ya que sin sol directo las plantas crecerán espigadas y a penas cogollarán.
Si cultivamos en interior, en un armario de cultivo, deberemos usar lámparas con la potencia adecuada al espacio de cultivo que dispongamos, usando una bombilla de espectro mixto, si queremos una sola lámpara para crecimiento y floración, o bien dos lámparas, una de espectro azulado para crecimiento, y otra de espectro anaranjado para la floración.
Hay que tener en cuenta que, cuanto más se parezca la luz de nuestro sistema a la luz solar, mejores resultados obtendremos.
Lo ideal es usar sistemas CMH/LEC, con un espectro lumínico muy rico, pero si buscamos una opción más económica, podemos optar por los HM/HPS, los LED o las lámparas de bajo consumo.
Como vemos tenemos muchas opciones disponibles de lámparas para el cultivo de marihuana indoor, que se adaptan a todo tipo de salas y de bolsillos.
¿Cómo debe ser el ambiente de cultivo de nuestras plantas de marihuana?
Una vez reunimos los materiales adecuados para nuestro cultivo, es importante usarlos bien para conseguir unas óptimas condiciones.
En exterior es sencillo, ya que las plantas están al aire libre, ventiladas, con luz solar, y basta con preocuparnos del riego, la nutrición y, como mucho, de que no sufran demasiado calor en verano o de protegerlas de la lluvia y el frío en otoño.
Si las cultivamos en un armario o en una sala preparada para el indoor, nosotros debemos ser la naturaleza, controlando la temperatura entre 22ºC y 26ºC, y la humedad entre 60% y 100% (dependiendo de la fase de desarrollo), poniendo ventiladores para remover el aire y evitar problemas de hongos y colocando un sistema de extracción para renovar el oxígeno.
También somos el sol, con la ayuda del sistema de iluminación, por lo que es vital saber que, las plantas feminizadas y regulares necesitan 18h de luz y 6h de oscuridad para crecer, y 12h de luz y 12h de oscuridad para que empiece la floración.
Si usamos fertilizantes minerales, deberemos controlar la Solución Nutriente (mezcla de fertilizantes y agua) con mimo, para ajustar el PH y la EC dependiendo de las necesidades de nuestras plantas (crecimiento, EC entre 0.8 y 1.2/pH de 5.5-6 – floración, EC entre 1.2 y 2/pH de 6-6.5) y así asegurar que reciben una alimentación completa y equilibrada y que la pueden asimilar correctamente.
¿Qué genética de marihuana debo cultivar?
Teniendo claro todo lo anterior, probablemente tendremos éxito en nuestro primer cultivo, ya que estaremos alerta, vigilaremos las plantas y el ambiente, y aseguraremos que el lugar que elegimos para nuestro cultivo es el más adecuado.
Pero… ¿Tenemos clara la diferencia entre las genéticas regulares, feminizadas y autoflorecientes? ¿Y entre híbridos, Sativas e Indicas? Conocer sus particularidades también nos evitará cometer errores básicos, que nos puedan complicar el cultivo.
Las genéticas regulares, como la Jamaican Blueberry BX ofrecen tanto machos como hembras, en una proporción variable que suele rondar el 50%-50%, perfectas para hacer selecciones o cruces. Las feminizadas solo ofrecen plantas hembras, siendo ideales para cultivos dedicados a conseguir cogollos.
Necesitan un fotoperiodo de 18h de luz/6h de oscuridad durante el vegetativo, y de 12h/12h para la floración.
Las autoflorecientes o automáticas, como Lemon Auto CBD pueden ser regulares (poco comunes) o feminizadas (lo más habitual), y aunque tengan este nombre, no significa que se cultivan solas, automáticamente, sino que no dependen del fotoperiodo para empezar a florecer; tengan la luz que tengan iniciarán la creación de cogollos a las 3 semanas de vegetativo.
Al no depender del fotoperiodo lo recomendable es darles la mayor cantidad de luz posible para que crezcan mucho y produzcan al máximo. En exterior, ofrecen los mejores resultados en la primavera y el verano, cuando hay más horas de luz, y en interior podemos darle un fotoperiodo de 20h/4h durante todo su desarrollo.
En cuanto a Indicas, Sativas e híbridos, hay que tener claro que las Indicas crecen arbustivas y compactas, algunas sin superar el 1.5m de alto, y que florecen en unas 8 semanas, mientras que las Sativas crecen muy altas y vigorosas, llegando a superar los 3m en algunos casos, y pueden tardar más de 13 semanas en finalizar la floración.
Además, las Indicas suelen estirarse poco durante la fase de producción de flores, quedándose prácticamente igual o, como máximo, llegando a doblar su tamaño, lo que puede hacer que debamos alargar el tiempo de crecimiento para conseguir que alcancen el tamaño que nos conviene.
Las sativas en cambio, pueden triplicar su tamaño en esta fase, pudiendo llegar a ser problemáticas en espacios pequeños si no lo tenemos en cuenta, por lo que se recomienda cultivarlas cuanto se tiene algo de experiencia.
En los primeros cultivos lo ideal es sembrar híbridos como Lemon OG Candy, pues nos ofrecen lo mejor de ambos mundos, creando plantas adaptables, productivas, sencillas de cultivar y con un gran abanico de efectos y sabores entre los que elegir, motivos por los que son la gran mayoría en el mercado a día de hoy.