Lámparas para el cultivo interior de marihuana
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La iluminación es uno de los elementos cruciales para el éxito de un cultivo de interior. Gracias a ella podemos marcar la pauta de horas diarias de luz y oscuridad para nuestras plantas, lo que suele denominarse como fotoperiodo y que nos permite determinar si queremos que nuestras plantas crezcan, es decir, permanezcan en estado vegetativo, o florezcan. Además, aplicando una luz con el espectro y potencia (lúmenes) adecuados para cada fase conseguiremos tanto crecimiento óptimo de nuestros esquejes o semillas de cannabis como una floración generosa y exuberante.
En este artículo queremos invitaros a una sala de cultivo de Philosopher Seeds para contaros más sobre este importantísimo factor, desde qué tipos de luz suelen utilizarse en cultivo interior hasta cómo debéis usar vuestro equipo de iluminación para conseguir sacar el máximo rendimiento de vuestras plantas.
Iluminación durante el crecimiento en cultivo interior
Lo ideal para la mayoría de cultivadores – esencial para un banco de semillas – es disponer de salas de crecimiento y de floración independientes. Esto significa que en unos espacios se monta un tipo de luz y se ajusta un fotoperiodo determinado, mientras que en los otros se utiliza un tipo distinto luz con un fotoperiodo diferente.
Para la fase de crecimiento, que inducimos fijando un fotoperiodo de 18 horas de luz al día por 6 de oscuridad, se pueden usar diversos tipos de fuente lumínica. La marihuana no necesita una luz demasiado potente para mantenerse en estado vegetativo, aunque sí la prefiere de color blanco. En caso de aumentarse la potencia del equipo, lo que sí se observa es un más rápido desarrollo de las plantas, que producen ramas con mayor facilidad. Veamos cuales son las luces más utilizadas para este tipo de salas de cultivo interior de marihuana:
- HM: También conocidas como Halogenuros Metálicos, se trata de lámparas de descarga de alta presión. Son las preferidas por el equipo de Philosopher Seeds, especialmente para mantener plantas madre y para hacer crecer plantas antes de pasarlas a la fase de floración. Su espectro es muy amplio (blanco) y se encuentran en varias potencias. Necesitan de un balastro para poder funcionar, y se montan sobre reflectores para asegurar la mejor distribución de luz sobre la zona a iluminar. La distancia entre la bombilla y las plantas suele venir determinada principalmente por la potencia de la primera, pero suele oscilar entre los 25-35cm para equipos de 250W y 40-60 para los de 600W. Algunos cultivadores las utilizan también durante la fase de pre-floración para limitar el stretch, es decir, para que sus plantas no se estiren tanto antes de empezar a desarrollar cogollos.
- Fluorescentes y CFL: Quizá la mejor opción para los cultivadores amateurs que sólo necesitan mantener o hacer crecer sus plantas en un pequeño espacio de cultivo. Se colocan montados en un reflector y a una distancia de unos 15-25cm de las plantas. Generan poco calor, por lo que resultan prácticos para mantener plantas madre durante los meses más calurosos del año. Las bombillas CFL (Compact Fluorescent Lamp) no son más que tubos fluorescentes con forma de bombilla y con rosca, que pueden montarse en la mayoría de reflectores o portalámparas disponibles en el mercado. Son el tipo de lámpara preferida por la mayor parte de cultivadores para hacer esquejes y arrancar semillas.
- LED: Al igual que los fluorescentes, generan poco calor y pueden usarse – en la mayoría de casos - durante todo el año sin problemas. Algunos equipos LED incluyen una posición para crecimiento y otra para floración, mientras que otros permiten al usuario controlar el espectro ajustando los rojos, azules y blancos. Su larga durabilidad es una de sus principales bazas, al igual que el reducido consumo eléctrico. Deben seguirse las instrucciones del fabricante en cuanto a distancia entre luz y plantas, pues los LED necesitan de determinada distancia para que el espectro lumínico de los diferentes diodos se mezcle correctamente.
Normalmente, se germinan las semillas o enraízan los clones bajo fluorescentes, manteniendo una distancia de unos 15 cm con las puntas de las plantas. Pasados unos días, y si es posible, se cambiará a una lámpara de halogenuros metálicos para un mejor desarrollo de éstas y hasta que decidamos pasarlas a floración. Una buena idea, tanto en crecimiento como en floración, es comprobar periódicamente la temperatura en las puntas de las plantas; en caso de pasar de los 28ºC, distanciar unos pocos centímetros la lámpara puede solucionar el problema. Lo contrario deberíamos hacer (es decir, reducir la distancia) con temperaturas menores de 24ºC.
En esta etapa, la potencia de las lámparas suele venir determinada por las necesidades del usuario: a más superficie a cubrir y velocidad de desarrollo requeridas, más potencia deberá usarse.
Iluminación durante la floración en cultivo interior
Durante esta crucial etapa, la planta desarrolla sus flores y semillas gracias a un aumento en las horas diarias de oscuridad, que suele fijarse en 12 (por otras 12 de luz), como ya vimos en nuestro artículo sobre bases para cultivar marihuana en interior. Para emular a la Naturaleza, suelen utilizarse lámparas de cultivo con un espectro mucho más rico en rojos que las que usamos durante el crecimiento, de un color anaranjado. El cambio en el espectro y, en muchos casos, un incremento notable en los lúmenes disponibles para la planta aseguran que una pequeña planta que ha crecido bajo unos sencillos fluorescentes se transforme en una belleza llena de cogollos.
Durante la fase de floración los sistemas de iluminación más utilizados son:
- HPS: Sin duda, el tipo de luz más popular en las salas de floración de todo el mundo. Al igual que las HM, se trata de lámparas de descarga de alta intensidad, aunque en este caso de vapor de sodio. Su espectro es adecuado para la floración de las plantas de cannabis, y son el tipo de luz más utilizado para este propósito. También necesitan balastro (magnético o electrónico) y reflector para funcionar debidamente. La potencia más utilizada es la de 600W, que abarca sin problema una superficie de cultivo de 1,2 x 1,2 metros. Como ya hemos visto, la distancia a la que debe colocarse de las plantas depende en gran medida de la temperatura, aunque suele oscilar entre 40 y 60cm para los equipos de 600W. Suelen encenderse por la noche, cuando la temperatura ambiental es más baja y el calor generado por la lámpara se mitiga más fácilmente. Recientemente se empiezan a ver equipos HPS de 1000W Double Ended, es decir, con un conector en cada lado, como los tubos fluorescentes, diseñados para tener las luces a una distancia considerable de las plantas aprovechando su impresionante poder de penetración lumínica.
- LED: Como hemos mencionado, una de las grandes ventajas de los equipos LED es la posibilidad de cambiar el espectro, por lo que un mismo equipo sirve para las dos fases, crecimiento y floración. En verano tienen la ventaja de producir bastante menos calor que su equivalente en lámparas HPS, aunque esto puede convertirse en un problema en invierno, cuando incluso puede ser necesario aportar alguna fuente de calor al cultivo.
- CMH: Lámparas de cerámica de halogenuros metálicos. Desde hace pocos años se están empezando a ver en el mercado, normalmente en equipos de 315W (o equipos dobles de 630W). Utilizan cerámica en lugar de cuarzo como las otras lámparas de descarga HM, lo que proporciona un espectro de luz más amplio y parecido al de la luz diurna, consiguiendo excelentes resultados tanto en crecimiento como en floración. Como cualquier otra lámpara de descarga, necesitaremos balastro para encenderla y reflector para dirigir la luz emitida hacia las plantas.
A parte de estos dos sistemas, también se utilizan otros tipos de sistemas de iluminación como las lámparas inducción o las luces de plasma, aunque esto queda más reservado a la experimentación que al cultivo en sí, mucho menos si hablamos de cultivo doméstico para autoabastecerse de cannabis.
Recordaros también que todos estos sistemas de iluminación tienen una vida limitada. Cada tipo de luminaria se desgasta a un ritmo determinado, por lo que nuestros primeros cultivos con una bombilla, por ejemplo, HPS de 600W serán mucho mejores que cuando la bombilla tenga ya 3 o 4 cultivos a sus espaldas. Ello se debe a que las luces van produciendo menos lúmenes a medida que se desgastan, algo que nosotros comprobamos periódicamente con la ayuda de un luxómetro. Tened en cuenta que cuando una bombilla está produciendo un 60-70% de lúmenes que cuando la estrenamos, deberíamos pensar en cambiarla.
Tened en cuenta también que determinadas genéticas no responden bien a la iluminación artificial. Variedades puras, criadas siempre al aire libre durante generaciones y generaciones, no se adaptan bien a estos tipos de luz en ocasiones, como por ejemplo nuestra Early Maroc, una variedad especialmente temprana que sólo recomendamos para cultivo exterior. Por contra, la mayor parte de híbridos han sido desarrollados en interior a partir de parentales ya adaptados a este tipo de cultivo, por lo que variedades como Black Bomb, Fruity Jack o por supuesto las variedades automáticas de marihuana de Philosopher Seeds os ofrecerán excelentes resultados bajo luz artificial.
Esperamos que este artículo os haya dejado las cosas más claras sobre los tipos de luz utilizados en el cultivo interior de cannabis, si tenéis dudas o comentarios los atenderemos encantados.
Buenos humos!