Lavado de raíces de marihuana al final de floración
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De todos los procedimientos a seguir en un cultivo de marihuana, no hay ninguno que sea tan sencillo y a la vez importante como el lavado de raíces al final de floración. Esta simple operación, que es básicamente inundar el sustrato con agua, puede marcar la diferencia entre obtener un buen o mal resultado en la cosecha de los cogollos de marihuana, que en caso de no haber lavado correctamente las plantas presentaran restos de nutrientes que darán con su sabor al traste.
¿Por qué el lavado de raíces a final de floración?
Después de semanas de la necesaria aplicación de nutrientes y posibles tratamientos insecticidas/fungicidas a las plantas, el sustrato de cultivo puede padecer un exceso de residuos, en su mayoría restos de abonos en forma de sales minerales. Además, este exceso de nutrientes suele acentuarse por la sobrefertilización que se da en ocasiones por la errónea idea de que más comida significará mayores flores.
Mediante los procesos metabólicos de la planta, estas sales minerales concentradas en el sustrato llegan a los cogollos, estropeando el sabor y la calidad de la resina en caso de que éstos sean cosechados sin haber sido correctamente lavados, es decir, sin haber eliminado los restos de nutrientes de la planta y el sustrato.
Esta acumulación de sales en los cogollos es nociva al combustionar, es decir, al fumar. Suele dejar una ceniza de color oscuro, casi negro, y a veces incluso pueden observarse chispazos al quemarse. Como resulta lógico pensar, si estas sales minerales no se eliminan del sustrato seguirán llegando a los cogollos, alterando negativamente el resultado final de las flores y perjudicando seriamente la calidad de nuestra cosecha de marihuana.
¿Cuándo hacer el lavado de raíz?
Dependiendo de la variedad de marihuana que cultivemos, el pico en cuanto a demanda de nutrientes por parte de la planta se suele dar al cabo de unos 40-60 días de floración. A partir de ahí, la planta empieza a reducir el consumo de nutrientes, especialmente de fósforo y potasio (los dos nutrientes principales durante esta etapa).
Así, si la planta ha estado sobrealimentada o quedan restos de abono en el sustrato, ésta seguirá alimentándose de ellos, cosa nada deseable ya que lo idóneo es cosechar el cannabis cuando la planta ha agotado los nutrientes disponibles en el sustrato y en sus reservas. Para conseguir esto, durante los últimos 15-20 días anteriores a la cosecha sólo debe usarse agua para regar las plantas (existen productos específicos también para la fase de lavado).
La consecuencia más visible de esta bajada en el consumo de nutrientes es la decoloración de las hojas de la planta de marihuana al final de la floración, que pasan de verde a amarillo empezando por las hojas inferiores. ¿Por qué?, primero, la planta habrá agotado los nutrientes disponibles en el medio de cultivo, tras esto, consumirá los que tiene almacenados en sus reservas, perdiendo el color verde de las hojas y eliminando así gran parte de su clorofila. De esta forma cosecharemos los cogollos en perfectas condiciones, y no será necesario un largo periodo de curado para que éstos muestren su verdadero perfil de terpenos.
Si por el contrario la planta no entra en esa decoloración, prevaleciendo un fuerte tono verdoso en las hojas, significa que la planta sigue alimentándose con restos de nutrientes acumulados en el sustrato, en otras palabras, que todavía tiene nutrientes disponibles. Entonces se deberá proceder a hacer un lavado de raíces con ayuda de enzimas; esta acción disolverá y eliminará los restos de fertilizantes que quedan en el sustrato en forma de sales minerales.
Unas dos semanas después de haber empezado el lavado de raíces (en ocasiones unos pocos días), se podrá comprobar como el verde vivo de las hojas va desapareciendo para adquirir un color amarillento, más acorde con el aspecto que debe tener el cannabis en la etapa final del cultivo. Esta decoloración de la planta durante su última etapa de vida es deseable y no debe preocuparos! Además, y como hemos visto, esto ayuda a liberar la clorofila acumulada en la planta, y que durante el secado y curado de la hierba deberá acabar por descomponerse y desaparecer por completo.
¿Cómo hacer el lavado de raíces?
Para realizar el lavado de raíces solo necesitaremos agua abundante. La operación se puede realizar con agua de red conectando una manguera a un grifo, esto facilitará mucho el trabajo. Se ha de procurar que el agua esté equilibrada, rondando valores de no más de 6,5 para el pH y 0,4 (o menos) para la EC. Normalmente las aguas de las redes públicas cumplen este requisito.
Si las raíces a sanear pertenecen a un cultivo exterior de marihuana, la operación será de sencilla de realizar, basta con inundar de agua las macetas de cultivo y dejar que escurran abundantemente; la operación puede realizarse un par o tres de veces (si tenéis un medidor de EC, podéis comprobar cómo el nivel de EC del agua de drenaje va disminuyendo paulatinamente a medida que se van realizando los lavados de raíz).
Si el cultivo es en interior necesitaremos un poco más de infraestructura, pero igualmente el procedimiento consiste en inundar las macetas con agua y dejar que drene generosamente. En el caso del cultivo interior el agua escurrida de las macetas se puede recoger en la bandeja de cultivo y a través del desagüe de la misma vaciarse rápidamente.
Tanto en el caso del cultivo exterior como en el de interior deberemos observar el color del agua drenada después del lavado de raíces; a medida que repitamos la operación veremos como el agua cada vez está menos sucia, conteniendo cada vez menos nutrientes.
Como hemos comentado, para que la operación sea más precisa será necesario disponer de un medidor de EC para saber la carga de sales que arrastra el agua drenada. Hay que medir primero la EC del agua limpia que se usa para el lavado de raíces, y luego medir la EC del agua sucia restante del drenaje, así se obtiene la diferencia que hay entre la una y la otra.
El objetivo es conseguir bajar el nivel de EC del agua drenada al nivel del agua antes de la limpieza. Hay que repetir la operación de inundar el sustrato hasta lograr que los niveles de EC del agua limpia y del agua sucia sean iguales. Por supuesto, después del lavado de raíz de final de floración no hay que volver a aplicar ningún tipo de fertilizante al cultivo, sólo hay seguir con el riego habitual (usando agua o algún producto para la fase de limpieza) y esperar unos días para recoger una cosecha libre residuos que hará las delicias del consumidor más exigente.
Felices y sabrosas cosechas para todos!!