La temperatura del agua en el cultivo de cannabis
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Si bien olvidada en demasiadas ocasiones, la temperatura del agua de riego (en caso de usar abonos sólidos) o de la solución nutriente (si utilizamos fertilizantes líquidos) representa un factor de suma importancia para que las plantas desarrollen raíces correctamente y tengan un crecimiento y floración adecuados, más todavía si hablamos de cultivos hidropónicos o aeropónicos. Algunos cultivadores noveles no tienen en cuenta este hecho y no se preocupan ni siquiera en medir la temperatura del agua con la que riegan sus plantas, lo que suele traducirse en problemas que a menudo tienen un mal diagnóstico, lo que agrava todavía más la situación. Plantas que no enraízan bien, con un crecimiento demasiado lento e incluso con carencias de nutrientes y pobres floraciones pueden ser todos ellos síntomas de una temperatura de riego inadecuada.
Si tenemos la suerte de poder utilizar agua del grifo para regar nuestros esquejes o semillas de marihuana, siempre debemos tener en cuenta la diferencia de temperatura con la que sale en invierno y en verano, al igual que si estamos utilizando mangueras en cultivos de exterior. En invierno pueden llegar a congelarse las mangueras (incluso las tuberías en algunos casos más extremos) durante las horas más frías del día, y el agua que sale por ellas durante las horas más calurosas del día no alcanza la temperatura adecuada para el riego. Por contra, en verano el agua del grifo bastante más caliente que en invierno, a una temperatura en muchos casos adecuada. Veamos a continuación cuales son los problemas derivados de una temperatura demasiado alta o baja, y cual es el rango de temperatura de riego que deberíamos utilizar.
Síntomas del agua de riego demasiado caliente en la marihuana
Aunque se trate de un problema mucho menos común que el de regar con agua demasiado fría, en según que climas o circunstancias se puede dar el caso de que el agua de riego alcance temperaturas demasiado altas. Si esto sucede, observaremos un ralentizamiento general en el desarrollo de la planta, que no podrá asimilar los nutrientes de manera correcta debido a la falta de oxígeno en el agua. Estas deficiencias serán casi imposibles de corregir si no se rebaja la temperatura del agua de riego (y de la zona radicular en general), por muchos fertilizantes que se utilicen.
Otro problema que puede aparecer, tan grave o más que el anterior, es el desarrollo de hongos en el sustrato y en las raíces. Si las infecciones fúngicas en hojas y cogollos a menudo representan un serio quebradero de cabeza, en la zona radicular son, en muchas ocasiones, sencillamente letales, por lo que regar con el agua demasiado caliente es algo a evitar en todo momento. Puede solucionarse con diversos métodos caseros, aunque como siempre el material profesional es lo que mejor funciona: el simple uso de un aire acondicionado en la sala de cultivo suele solucionar este problema, aunque también existen enfriadores de agua que la mantienen a una temperatura constante que ajusta el usuario. Si se trata de un cultivo de cannabis en exterior, no regar durante las horas más calurosas del día, siempre es mejor hacerlo al ocaso o, preferiblemente, al alba.
Síntomas del agua de riego demasiado fría en el cultivo de cannabis
Este sí representa un problema mucho más común en muchos cultivos, pues en muchas zonas durante parte del año el agua del grifo sale a una temperatura demasiado baja, sobre todo y como es lógico en invierno. Uno de los primeros síntomas que pueden apreciarse es el desarrollo de tallos y peciolos púrpuras, probablemente debido a una carencia de fósforo (este elemento, por ejemplo, no se absorbe correctamente a 15ºC y deja de asimilarse a unos 10ºC) combinado con hojas especialmente oscuras. El crecimiento de la planta en general se ve afectado, y pronto aparecen carencias de otros nutrientes como el magnesio o el nitrógeno.
Durante la floración, esto puede resultar en un pobre desarrollo de los cogollos (aunque la producción de resina, curiosamente, no suele verse demasiado afectada, tal y como pasa en los cultivos fuera de temporada), lo que implica una escasa cosecha. Para evitarlo, basta con utilizar un depósito donde almacenar agua o solución nutriente y donde pondremos un calentador de agua, que nos permitirá ajustar la temperatura de ésta a nuestra voluntad. Utilizar variedades que aguanten bien el frío ayuda mucho en caso de no poder hacer nada para calentar el agua, como nuestras Philo Skunk, Tropimango o Fruity Jack.
Oxígeno y temperatura del agua
Como todos sabemos, el agua está constituida por hidrógeno y oxígeno. Pero el contenido de oxígeno disuelto en el agua no es siempre el mismo, dependiendo principalmente de la temperatura y la presión atmosférica, además de otros factores secundarios que también veremos. Dicha cantidad de oxígeno disuelto afecta en gran medida a las plantas, pues determina la cantidad de nutrientes que pueden asimilar y, por ende, gran parte del desarrollo de la planta en general, tanto de su parte aérea como de la zona radicular. Así, oxígeno presente en el agua y temperatura son dos factores que van de la mano y juegan un papel esencial para un buen cultivo. Es por este motivo que habréis visto a muchos buenos cultivadores oxigenar la solución nutriente (o sencillamente el agua) antes de regar, bien sea con la ayuda de bombas de aire y piedras aireadoras, con tabletas de oxígeno, con recirculación, o con otros sistemas que remuevan/aireen el agua. Estos cultivadores saben que asegurar un contenido notable de oxígeno en el agua de riego repercute directamente en el rendimiento de sus cultivos, además de asegurarse por supuesto en mantener el agua de riego en un rango de temperatura aceptable.
El nivel de oxígeno en el agua depende de otros factores, aunque en menor medida; la presencia de poblaciones importantes de bacterias en el agua provoca un descenso en el oxígeno, necesario para que éstas desarrollen su actividad. Por contra, las plantas acuáticas liberan oxígeno en el agua gracias a la fotosíntesis, aunque las soluciones que hemos mencionado son sin duda más factibles en nuestro caso.
En la siguiente tabla podéis ver el contenido de oxígeno disuelto en partes por millón respecto a la temperatura del agua:
Temperatura del agua de riego ideal para el cultivo de cannabis
Como habéis podido observar, el contenido de oxígeno en el agua desciende a medida que la temperatura aumenta, aunque no hay que equivocarse: ello no significa que a más oxígeno mejor crecimiento, sino que lo que conviene es encontrar la concentración correcta, como veremos ahora mismo. Normalmente, a partir de 30ºC el agua tiene ya un contenido demasiado pobre en oxígeno para ser apta para el riego, especialmente si se trata de plantas de cannabis. Por contra, sabemos que con temperaturas de unos 15ºC ya pueden observarse deficiencias en la asimilación de determinados nutrientes, por lo que la lógica indica que es entre este rango (15-30ºC) donde debemos empezar a buscar nuestra temperatura ideal.
Hoy, sabemos que la mayor parte de las plantas se desarrollan correctamente con el agua entre 20 y 25ºC, y además, gracias a la experiencia de muchos cultivadores, incluso que con el agua a unos 18-19ºC se desarrollan mejor las raíces aunque la absorción de nutrientes es algo menor, por lo que enraizar esquejes de marihuana será más fácil. Sin embargo, que a unos 23ºC la asimilación de nutrientes es máxima. De esta manera, la mejor temperatura para el agua de riego es entre 20 y 23ºC aproximadamente. A parte de una temperatura adecuada, que podréis conseguir fácilmente con la ayuda de un barato termómetro para agua y un calentador, recordad que un aporte extra de oxígeno a la solución nutriente nunca va mal.
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Buenos humos!